Hace 16 años llegó al país desde Brasil y decidió echar raíces en Santa Cruz, no solo atraído por su pasión por la agropecuaria, sector en el que desarrolla sus principales negocios con las empresas Agrosem y Agrofood, sino también porque aquí formó su familia. “Pretendo vivir el resto de mi vida acá”, dice con entusiasmo Raúl Amaral Campos, que antes de llegar a los 40 ya fue elegido como el Empresario Brasileño del Año 2012 por la Cámara de Comercio Boliviano-Brasileña y la embajada de Brasil en Bolivia. Su aporte al sector agrícola se refleja en la implementación de tecnología e investigación en la producción de soya, además fue uno de los pioneros en hacer canales de drenaje en la zona norte, hoy una de las más productivas del departamento.
—¿Qué significa haber sido nombrado el Empresario Brasileño del Año?
Es muy importante recibirlo, es un incentivo para seguir trabajando en lo que vengo haciendo. Pero yo no puedo olvidarme de la gente que me colabora ni de mis socios. Por ello, comparto este premio con ellos.
—¿Qué emprendimientos ha desarrollado?
Tenemos Agrosem y Agrofood, que se enmarcan en la ganadería y la agricultura. Sembramos soya, chía, además de arroz y maíz. Criamos ganado y tenemos un programa de mejoramiento de la raza nelore que hoy está entre las más importantes del país. Estamos trabajando para mejorar la agropecuaria boliviana.
—¿Alrededor de cuánto se ha invertido en estas empresas?
Invertimos mucho, bastante. Además de invertir en el campo de producción, apostamos en el proceso, como también en nuestros silos y plantas procesadoras. Tenemos certificaciones internacionales para procesar soya y chía, y poder exportar a mercados exigentes como Estados Unidos y Europa. Nosotros estamos exportando directamente a Estados Unidos. Es chía ‘made in Bolivia’, procesada en el país y certificada.
—¿Cómo evalúa la producción de chía en Bolivia?
La chía es un gran alimento, pero que tiene muy poca tecnología. Fue un alimento olvidado por todos, entonces no es fácil producirlo. En la soya se dispone de investigaciones, libros, trabajos en universidades, pero en la chía no se tiene nada. Entonces, para un agricultor todavía es un tabú y aún tenemos que trabajar mucho.
—Hoy la chía tiene buenos precios internacionales, pero ¿cuál es su perspectiva?
Les digo a los agricultores que empiecen de a poco y no se ilusionen con el precio que a veces es muy alto, pero el rendimiento puede ser muy bajo y eso podría frenarse. Es difícil cultivarlo porque no se cuenta todavía con productos químicos para su control, la cosecha es problemática, pero como es un gran alimento, puede tener también un gran mercado.
—¿Toda su producción está orientada a la exportación?
Lo que pasa es que actualmente se produce mucha chía para el mercado interno y está copado y abastecido por las empresas que fraccionan esta semilla. Ellos tienen plantaciones y operadores. Nosotros comercializamos el producto de manera más industrial, en bolsas de 25 kilos que es para la exportación.
—¿Qué otros mercados externos hay para la soya y la chía?
La soya es un commoditie y puede ingresar a cualquier mercado. Estamos trabajando para abrir el mercado brasileño de la chía, pero existe un entrabe para exportarlo desde Bolivia, porque Brasil no puede importar chía.
Hace tres años que estamos buscando hacerlo, tengo un proceso en desarrollo en Brasil para que se libere ese mercado. Es una cuestión burocrática entre gobiernos.
—¿Qué harán para abrir ese mercado?
Ahora tengo apoyo de la Cámara de Comercio Boliviano-Brasileña, así como de la embajada de Brasil, que me garantizaron que verán la manera de liberar este mercado, que es importante y muy grande para Bolivia, que hoy es el tercer o cuarto productor de chía en el mundo.
—¿Cuáles son sus planes de inversión a corto plazo?
Vamos a seguir invirtiendo en la agropecuaria en general, pero principalmente nos estamos enfocando en la chía y el mejoramiento genético del nelore. Esas son nuestras prioridades ahora.
—¿Qué oportunidades tiene el sector agropecuario boliviano?
Bolivia es un gran país para la producción agropecuaria que en un futuro será reconocido porque el mundo necesita de alimentos. Según informes de la ONU, hasta el 2050 habrá un déficit en la provisión de alimentos, por lo que Bolivia tiene que tener una participación importante. Tenemos buen clima, buenos suelos, pero aún faltan más políticas de incentivo, además de una ley de desmonte para aumentar significativamente la producción alimentaria
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