domingo, 23 de abril de 2017

Cómo usar el excedente familiar en tiempos de desaceleración?



¿Qué hacer con el superávit del presupuesto familiar en tiempos en que la economía del país se desacelera? Especialistas coinciden en que el ahorro, la inversión en el mercado de valores y la compra de un inmueble son la mejor opción para resguardar el valor de esos recursos.

Datos del Ministerio de Economía dan cuenta de que el Producto Interno Bruto (PIB) del país registró entre 2006 y 2013 un crecimiento promedio de 5,01% por gestión, alcanzando su nivel más bajo en 2009 (3,36%) y su pico más alto en el último año del periodo de análisis (6,78%).

Sin embargo, a partir de 2013 la economía comenzó a desacelerarse a 5,46% en 2014, a 4,85% en 2015 y a 4,18% a octubre del año pasado, cuando la proyección inicial era de 4,5%. Para este año, el Gobierno prevé un crecimiento de 4,7%.

Las cifras, que directa o indirectamente pueden incidir en la economía de las familias, obligan a repensar el plan de uso de los ingresos familiares, por lo que cinco expertos ofrecen algunos consejos para hacer un aprovechamiento más eficiente del dinero de la casa. Para Armando Méndez la situación es clara, por lo que recomienda “guardar el dinero en el banco y en moneda nacional”. Además, “invertir en una vivienda sigue siendo una buena opción”, aseveró.

Beatriz Muriel, del Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo, coincide en que ahorrar en bolivianos es una buena opción, pero añade que también hay que hacerlo en dólares y euros. “Ayuda en alguna medida a diversificar el riesgo, ya que se sigue aplicando el viejo dicho de ‘No poner todos los huevos en una misma canasta’”, afirmó.

Así también, agregó que las inversiones “serán siempre bienvenidas si se cuenta con un buen proyecto de factibilidad y mercados asegurados”, que usualmente “genera más retornos que los ahorros depositados en los bancos o mutuales”. “En esta coyuntura, yo apostaría por invertir en el mercado interno en servicios necesarios para las personas en su vida cotidiana, como alimentación y transporte, y por la producción manufacturera”, recomendó.

Armando Álvarez aconsejó a su vez ahorrar en la banca buscando las tasas de interés más rentables y tomando en cuenta los plazos en los que se necesitará el dinero. Otra opción, dijo, son los fondos de inversión, “que pagan mejores interés que los bancos” e incluso, en algunos, se “puede retirar la plata en cualquier momento”. Recordó igualmente que puede ser conveniente comprar un inmueble, “siempre que sea de carácter social”. “Hay muy buenas y atractivas tazas de interés para adquirir ese tipo de bienes”, sostuvo.

PLAN. Por su parte, Juan Antonio Morales convino en que “una posibilidad interesante son los fondos de inversión” de la Bolsa de Valores. “Las tasas de interés en general son muy bajas pero los rendimientos de estos fondos son un poquito más altos”.

Respecto a la compra de un inmueble sugirió tomar muy en cuenta el objetivo de la operación. “Si es para fines ocupacionales, para vivir o alquilar, sí; si es para fines especulativos, no; porque así como suben en una burbuja los precios también pueden bajar o desinflarse rápidamente”.

Roberto Laserna recomendó que “siempre lo mejor es invertir en una fuente que sea cercana a la actividad que uno conoce”. “No conviene tener los ahorros en cuentas bancarias, no vale la pena, hay que asegurar el dinero en una actividad comercial, pero no arriesgar demasiado en rubros desconocidos”, indicó.

Lo mejor, añadió, sería comprar algunos bienes que puedan servir de refugio de valor de largo plazo, como el oro o la plata. “También se puede comprar un terreno o un inmueble, aunque hay que estar atento a la posibilidad de que los precios desciendan en algunas épocas” puntualizó.

Situación en el sistema del ahorro

Expansión

En el primer bimestre del año, los depósitos en el sistema financiero nacional se incrementaron en 1,1%, pasando de $us 19.368 millones a 19.550 millones. La mora, por su parte, aumentó en 18,8%, de $us 310,6 millones a 369,2 millones.

Monedas

A febrero, el 83,6% de los depósitos se encuentran en moneda nacional y Unidades de Fomento a la Vivienda y el 16,4% en moneda extranjera, de acuerdo con datos de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero.

lunes, 17 de abril de 2017

¿Por qué debería importarnos la competitividad?



Para empezar este análisis primero debemos precisar el concepto de competitividad; en realidad, existe una gran cantidad de definiciones. El Foro Económico Mundial, que ha medido la competitividad entre países desde 1979, la define como “el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país”. Otras son diferentes sutilmente, pero tienen la palabra “productividad”.

Otro modo de pensar sobre qué hace a un país competitivo es considerar cómo promueve nuestro bienestar. Una economía competitiva, entendemos, es una economía productiva. Y la productividad conduce al crecimiento, que permite niveles de ingresos más altos y un mayor bienestar.

La trascendencia de la productividad radica en que se descubrió que es el principal factor que conduce al crecimiento y a los niveles de ingresos. Y los niveles de ingresos están relacionados estrechamente con el bienestar humano. Por lo tanto, la comprensión de los factores que permiten que se produzca esta cadena de eventos es muy importante.

Fundamentalmente, el aumento de la competitividad significa aumento de la prosperidad. Según el Foro Económico Mundial, las economías competitivas son aquellas con más probabilidad de crecer de forma sustentable e inclusiva, lo que significa más probabilidad de que todos los miembros de la sociedad se beneficien con los frutos del crecimiento económico.

Para medir la competitividad de los países, Global Rank Competitiveness 2016-2017 selecciona indicadores en doce áreas diferentes de la competitividad. Como “requisitos básicos” incluyen instituciones, infraestructura, entorno macroeconómico y salud y educación primaria, ya que suelen ser los primeros que abordan los países en etapas tempranas de desarrollo. Seguidamente alcanza el subíndice de “potenciadores de eficiencia”. Básicamente miramos los mercados, funcionamiento de mercados financieros, laborales o de bienes, pero también la capacitación y educación superior, la preparación tecnológica, que mide qué tan bien las economías están preparadas para la transición a economías basadas en conocimientos, más avanzadas.

Por último, constituye dos pilares: sofisticación e innovación comercial. Estas son áreas más complejas de competitividad que requieren una economía que pueda aprovechar negocios de clase mundial e instituciones de investigación, como también un gobierno de apoyo, innovador. Los países que tienen calificaciones más altas en estos pilares suelen ser economías avanzadas, con un Producto Interno Bruto per cápita alto.

El informe de la Competitividad Global 2016-2017 ayuda a entender por qué algunos países han sido más eficientes que otros en reavivar el crecimiento sostenido. Al contrastar la competitividad de las economías que han participado en programas de estímulos monetarios durante este período, encontramos que aquellos con clasificaciones altas de competitividad tuvieron más éxito en el impulso del crecimiento económico que los que tenían clasificaciones más bajas.

Los motores básicos de la competitividad, como infraestructura, salud, educación y mercados con buen funcionamiento, siempre serán importantes, pero se sugiere que el rendimiento de un país en términos de disposición tecnológica, sofisticación e innovación de negocios actualmente tienen la misma importancia en conducir la competitividad y el crecimiento.

Dentro de la mejora de la competitividad, todos los actores tenemos una responsabilidad: empresarios, gobiernos, instituciones, trabajadores, etc. Esto es sustancial para los responsables políticos y líderes en mercados emergentes, que deben tener en cuenta estos aspectos cuando se trata de ayudar a la economía a prosperar en la escala de ingresos; las experiencias de otros países se pueden considerar, pero lo que no se debe dejar de hacer es actuar. Lo más peligroso para un país no es la competencia, sino no tomar acciones frente al entorno que hoy se vive.