domingo, 6 de septiembre de 2015

Ecosistema útil para todos ¿Cómo funciona nuestro mercado de valores?

El mercado de valores es parte del sistema financiero, en el que se intermedian recursos para satisfacer necesidades de liquidez (financiamiento empresarial) o necesidades de obtener rentabilidad por recursos disponibles (inversiones).
En este escenario, la bolsa es el lugar donde los oferentes (inversionistas) y demandantes (empresas o instituciones) interactúan y están representados por las agencias de bolsa (intermediarios), que son entidades que compran y venden valores a nombre de sus clientes, en los mecanismos de negociación dispuestos por la bolsa.
En el gráfico superior se presentan los participantes del mercado y su interrelación.
La empresa que desea financiarse acude a una agencia de bolsa, para que ésta estructure la emisión. Es un proceso en el que se determinan las características de los valores (tasa, plazo, amortizaciones y garantías, entre otras). Además, se elabora el prospecto, un documento que contiene amplia información sobre la empresa.
Calificaciones de riesgo
Los valores son evaluados por una calificadora de riesgo, que realiza un análisis cuantitativo y cualitativo en función del cual emite una calificación de riesgo, algo así como un dictamen.

Las calificaciones que se otorgan a los valores difieren según el tipo de valores que se desea emitir. Por ejemplo, cuando se habla de valores de renta variable, las calificaciones tienen connotaciones diferentes a cuando se hace referencia a valores representativos de deuda de corto plazo.
En el primer caso, la máxima calificación que puede recibir una acción ordinaria es "I”, que representa "el más alto nivel de solvencia y muy buena capacidad de generación de utilidades”. En los valores representativos de deuda de corto plazo la calificación más alta corresponde al nivel 1 (N-1), donde están "aquellos valores que cuentan con una alta capacidad de pago de capital e intereses en los términos y plazos pactados, la cual no se vería afectada en forma significativa, ante posibles cambios en el emisor, en el sector al que pertenece o en la economía”.
Conviene aclarar que la calificación de riesgo no constituye una sugerencia o recomendación para comprar, vender, mantener un determinado valor o realizar una inversión, ni un aval o garantía de una inversión, emisión o su emisor; sino la opinión de un especialista privado respecto a la capacidad de que un emisor cumpla con sus obligaciones en los términos y plazos pactados, como un factor complementario para la toma de decisiones de inversión.
Depósito de valores
Cuando concluye el proceso de calificación se realiza la liquidación y custodia de los valores con la entidad de depósito, que en Bolivia se denomina Entidad de Depósito de Valores S.A. (EDV).
Hasta hace algunos años, los valores eran documentos impresos en papel de seguridad con las firmas de los representantes legales del emisor y, puesto que se trataba de documentos negociables, era necesario prever una adecuada custodia de los mismos.
Con la creación de la EDV se dio un salto cualitativo importante al pasar del registro en papel al electrónico, con altísimos estándares de seguridad y confidencialidad. Actualmente, todas las emisiones de valores son "desmaterializadas”, es decir, la tenencia de un valor está registrada como una anotación en cuenta en un registro electrónico.
Tras completar los pasos precedentes, la agencia de bolsa realiza las gestiones para inscribir a la empresa como emisora en el Registro del Mercado de Valores (RMV), a cargo de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), el regulador en Bolivia, para inscribir la emisión en la Bolsa Boliviana de Valores S.A. (BBV).

Una vez concluido este proceso, los valores pueden ser ofertados a los inversionistas a través de los mecanismos de negociación de la bolsa. La agencia realiza un trabajo de promoción de los valores ofrecidos entre los inversionistas, para luego ofertarlos al mercado a través de la bolsa.

La bolsa dispone mecanismos de negociación de valores en los cuales las agencias, a través de sus operadores, compran y venden valores por cuenta de sus clientes inversionistas y empresas. Así, la empresa vende valores a través de la bolsa y, a cambio de estos valores que ofrecen un rendimiento, los inversionistas entregan recursos financieros para cubrir las necesidades de la empresa.
Regulación y control
Todo este proceso está regulado y normado por la ASFI, que establece las reglas para el funcionamiento del mercado y además verifica que sean cumplidas. La eficiencia de este sistema de financiamiento radica en que los emisores y los inversionistas negocian una tasa de interés en un mercado transparente y competitivo.
Esto permite, en el caso de los emisores, financiarse a largo plazo, a bajas tasas de interés y habitualmente sin garantías hipotecarias o prendarias; y en el caso de los inversionistas, maximizar la rentabilidad de sus recursos, conociendo en todo momento el riesgo a que se exponen, gracias a los informes de calificación de riesgos.
Una prueba de ello es la rentabilidad lograda por los fondos de capitalización individual de las administradoras de fondos de pensiones (AFP) a lo largo de muchos años. También son testigos de la eficiencia de este sistema las empresas que han logrado realizar proyectos multimillonarios financiados íntegramente en la BBV y que, en otras condiciones, quizás no habrían sido viables.
Desde hace algún tiempo la BBV ha dejado de ser una opción de financiamiento exclusiva para grandes empresas y han empezado a acercarse a este mercado empresas medianas y pequeñas.

Existen casos de éxito muy interesantes, en los que empresas pequeñas han apalancado sus actividades financiándose a través de la emisión de valores y han logrado importantes crecimientos en muy pocos años, al punto de convertirse en poco tiempo en referentes de la industria o del sector al que pertenecen.

GLOSARIO

RMV

Es un registro público dependiente de la Dirección de Supervisión de Valores de ASFI, donde mediante resolución administrativa o carta de autorización, según corresponda, se inscribe a personas jurídicas o naturales, emisiones, valores, actividades u otros para participar en el mercado de valores.


Prospecto
Es un documento informativo puesto en circulación cuando se vende (emite) un valor. Contiene todo lo relativo a las condiciones de la venta de los valores e información sobre los principales aspectos legales, administrativos, económicos y financieros del emisor. Unprospecto marco debe contener mínimamente la siguiente información:
- Resumen de las condiciones y características de la oferta.
- Antecedentes legales de la emisión y del emisor.
- Garantías.
- Restricciones y limitaciones a las que se sujeta el emisor durante la vigencia de la emisión.
- Información financiera, análisis de sus principales cuentas, así como sus ratios comparativos de liquidez, endeudamiento, solvencia y rentabilidad señalando la fórmula utilizada para su cálculo.
- Breve exposición de los factores de riesgo.
- Incorporación por referencia: cuando el prospecto incorpore por referencia información previamente revelada al mercado, debe señalarse este hecho, incluyendo una lista de los documentos incorporados.
Se debe señalar, asimismo, los lugares donde los mencionados documentos pueden ser consultados y el derecho de los potenciales inversionistas de solicitar copias de los mencionados papeles.

¿Por qué un banquero infeliz es un mejor banquero?

Los grandes artistas sufren. Ludwig van Beethoven perdió la capacidad de oír. Fiódor Dostoyevsky soportó la epilepsia, la pobreza y el exilio siberiano. Vincent van Gogh cortó una sección de su oreja izquierda y unos años más tarde se suicidó usando una pistola.
Los banqueros, por el contrario, rara vez se asocian con este tipo de vicisitudes. Su sueldo es demasiado alto y sus beneficios -que van desde rondas de golf en Augusta hasta paseos en fabulosos aviones privados- son exorbitantes.
Pero nuestros intermediarios financieros también sienten dolor, y en la actualidad existen razones para creer que los banqueros infelices son mejores banqueros, de la misma manera que los compositores, novelistas y pintores desdichados producen increíbles obras de arte.
Grande, norteamericano
La evidencia está representada por las contrastantes fortunas mundiales de los grandes bancos de Nueva York y Londres. En la actualidad, los grupos financieros estadounidenses claramente imperan. Incluso John McFarlane, presidente ejecutivo de Barclays, reconoció hace unos días: "Cuando nos referimos a los bancos de inversión dominantes, son los norteamericanos”.
Esto representa un curioso giro de los acontecimientos debido a que, no hace mucho tiempo, la opinión popular en el mundo empresarial mantenía que la estrategia de "poca reglamentación” en el sector financiero del Reino Unido conduciría a una migración de la actividad mercantil a Londres, resultando inevitablemente en beneficios para sus bancos.
Los miembros de la élite de Nueva York estaban tan temerosos que en 2007 Michael Bloomberg, alcalde de la ciudad en aquel entonces, y Charles Schumer, en su misma capacidad de senador del estado de Nueva York en aquel entonces como ahora, dieron a conocer un informe de McKinsey que documentaba las dificultades de conducir negocios bancarios en Estados Unidos.
Las dificultades incluían la existencia de autoridades duplicadas a nivel local y federal; la propensión nacional hacia el litigio; la paranoia regulatoria en relación con los derivados; y los costos de la aplicación de la Ley Sarbanes-Oxley de 2002, la cual requiere que los directores certifiquen la eficacia de sus controles internos y de los procedimientos de presentación de informes financieros.

"Para muchos ejecutivos, Londres cuenta con un mejor modelo de regulación”, declaró el informe. "Es más fácil conducir negocios allí, existe un diálogo más abierto con los profesionales, y el mercado se beneficia de normas de alto nivel basadas en principios establecidos por un solo regulador”.
Este tipo de conversación se redujo en gran medida con la posterior crisis financiera mundial, la cual expuso al Reino Unido como un punto débil en el régimen regulatorio global y convirtió al pueblo británico y a sus representantes en verdaderos opositores bancarios.
Intensificación de normas
Pero el dolor y el sufrimiento de los banqueros en Estados Unidos se intensificaron todavía más. Las multas de miles de millones de dólares por mala conducta se volvieron comunes, con el Bank of America pagando 75.500 millones de dólares solamente en acuerdos extrajudiciales hipotecarios, según Thomson Reuters.
La ley de reforma financiera Dodd-Frank de 2010 prohibió la negociación por cuenta propia por parte de los bancos y estableció la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor, descrita por Jeb Hensarling, un miembro republicano de la Cámara de Representantes, como posiblemente "la agencia federal más poderosa y menos responsable de rendir cuentas en la historia de nuestra nación”.
Fue doloroso. Los resultados se podían observar en los rostros de los banqueros. Lloyd Blankfein, director ejecutivo de Goldman Sachs, escondió su dolor detrás de su barba. Jamie Dimon, director ejecutivo de JPMorgan Chase, se convirtió en el "Rebelde sin Causa” de los servicios financieros -como James Dean en su famosa película- asegurando con frecuencia que los banqueros estaban siendo incomprendidos. "Los bancos están siendo atacados”, declaró a los periodistas este año.
Pero estos tristes e incompetentes individuos del sector bancario estadounidense no se están exactamente declarando en quiebra y esto presenta interesantes posibilidades. Tal vez toda esta regulación en Estados Unidos ha fortalecido a nuestros banqueros, concentrando sus mentes de una manera que hubiera sido poco probable en regímenes más permisivos.
Ya sucedió antes
Este tipo de escenario se ha dado antes. Durante la depresión de la década de 1930, el New Deal del presidente Franklin Roosevelt atacó los problemas del sector financiero de la nación, separando por completo la banca de inversión de la banca comercial con la aprobación de la Ley Glass-Steagall. El sector de valores resultante se convirtió en la envidia del mundo.
Es posible que pudiera ocurrir lo mismo en la actualidad. El 21 de julio de 2010, el día en que el presidente Barack Obama firmó la Ley Dodd-Frank, el precio de las acciones de JPMorgan cerró a 38,42 dólares. A fines de agosto era de 68,05. Durante el mismo período, el precio de las acciones de Goldman aumentó de 146,99 a 203,44 dólares. Tanto Blankfein como Dimon son grandes accionistas de sus compañías, lo cual significa que ahora son mucho más ricos.
Todo esto me recuerda al viejo éxito musical de John Cougar Mellencamp de la década de 1980. "A veces el amor no se siente como debiera”, decía la canción. "El dolor que me causas vale la pena”.