lunes, 31 de agosto de 2015

Median en el mercado de valores ¿Qué es una agencia de bolsa?

Los agentes en valores o agencias de bolsa son intermediarios que cuentan con la autorización para transar con valores; constituyen una parte fundamental para el funcionamiento del mercado de valores y en ellos depositan su confianza tanto emisores como inversionistas.
Una agencia de bolsa es una sociedad de objeto social único y exclusivo, por lo que solamente puede realizar actividades que estén establecidas en la Ley del Mercado de Valores y la normativa que emite el ente regulador.
Para ejercer la intermediación de valores es necesario cumplir con requisitos de solvencia legal, económica, moral y profesional. En términos sencillos, una agencia de bolsa es una empresa autorizada para comprar y vender valores, usualmente por encargo de terceros, cobrando para sí una comisión por sus servicios.
En algunos casos, el intermediario realiza transacciones por cuenta propia; es decir que se convierte en un inversionista más del mercado. Más aún, el intermediario de hoy efectúa variadas funciones y ofrece una gama de otros servicios, entre los que suele encontrarse la asesoría de valores, que consiste en orientar a los inversionistas (actuales y potenciales) y a los emisores de valores.
También realiza administración de cartera cuando el cliente entrega una determinada cantidad de dinero (o de valores) y permite que el intermediario adquiera distintos valores, conformando así una cartera o portafolio, la cual puede modificar (comprando o vendiendo valores) para maximizar las ganancias para el inversionista.
Otras funciones son la custodia, que tiene que ver con que el intermediario se encarga de resguardar o custodiar los valores en administración; y el otorgamiento de créditos, para eventualmente dar liquidez a sus clientes y que adquieran valores en el mercado.
Finalmente, realiza préstamos de los valores de sus clientes con la previa autorización de éstos, para así cobrar una comisión y bajo el compromiso de que le sean devueltos en pocos días.
Los intermediarios y la regulación
Las normas imponen exigencias patrimoniales a los intermediarios, así como diversas obligaciones y prohibiciones, para inspirar confianza y seguridad en el mercado. Las casas de bolsa, en todo momento, deben contar con un capital o patrimonio mínimo para que respalden el conjunto de operaciones que realizan.
También se debe constituir garantías en favor del regulador para cubrir las situaciones en que los clientes denuncien una ejecución inadecuada de sus órdenes (de manera distinta a lo que se ordenó); para ello previamente se debe someter la discrepancia a un arbitraje. Se requiere además que cumplan con ciertos indicadores de liquidez, para evitar la falta de los suficientes recursos disponibles para hacer frente a sus operaciones de compra y venta de valores.
Existen limitaciones o prohibiciones orientadas a proteger a los clientes de ciertas prácticas que puedan tener los intermediarios, y que de hecho se consideran nocivas. Los valores propiedad de los clientes deben estar separados de los que pertenecen al intermediario. En esta línea, se exige que las transacciones de los clientes tengan prioridad sobre las que por cuenta propia efectúa la agencia de bolsa, y de que existan procedimientos transparentes de la secuencia de ejecución de las órdenes de clientes.
En adición, se prohíbe que los recursos de los clientes se destinen a propósitos diferentes de los encomendados. Por otro lado, los intermediarios deben abstenerse de crear situaciones ficticias, de liquidez o de precio, en la negociación de un valor.
Requisitos para constituir una agencia de bolsa
Los requisitos que deben satisfacer las agencias de bolsa para operar en el país son: poseer acciones de la Bolsa Boliviana de Valores (BBV) SA, adquirir un puesto de bolsa en la BBV, mantener un capital mínimo de 200.000 Derechos Especiales de Giro (aproximadamente 560.000 dólares), contar con las autorizaciones de la ASFI y del Directorio de la BBV, estar inscrito en el Registro del Mercado de Valores, demostrar la solvencia moral y económica de sus directores y ejecutivos, y depositar las garantías de funcionamiento de acuerdo a ley.

Funcionamiento
La legislación en Bolivia admite como principales funciones de las agencias de bolsa intermediar valores por cuenta de terceros, operar por cuenta propia, proveer servicios de asesoría en materia de intermediación de valores y de asesoría financiera y administrar inversiones en portafolio.
Las agencias de bolsa operan en las bolsas a través de sus operadores de ruedo, que son aquellas personas acreditadas por la agencia y autorizadas por la ASFI y la BBV, para ejecutar las órdenes de compra y venta de valores a favor de los clientes de las agencias de bolsa.
Organización
Para cumplir adecuadamente con sus objetivos, las agencias de bolsa han creado estructuras administrativas que les permiten cumplir las demandas de servicio con agilidad y permiten aprovechar los conocimientos de los profesionales que en ellas trabajan.
Las áreas que en general suelen conformar la estructura administrativa de las agencias de bolsa son: operaciones, administración, promociones y emisiones.
El área de operaciones equivale al departamento de producción de una empresa, y su función es llevar a cabo las actividades necesarias para satisfacer a sus clientes en referencia a la provisión de instrumentos de inversión. Generalmente se encarga de la negociación de valores en el ruedo de la BBV y de la asignación de operaciones entre los clientes de acuerdo con sus órdenes de compra o de venta de valores.

El área de administración se encarga del manejo administrativo de las distintas actividades que realiza la empresa. Realiza la liquidación y conciliación de las operaciones bursátiles realizadas por la agencia de bolsa.
El área de promociones cumple la función de departamento de ventas y generalmente está constituida por asesores de inversión quienes realizan actividades de mercadeo entre la clientela de la agencia de bolsa.
El área de emisiones da el asesoramiento necesario para el diseño, oferta pública y colocación de emisiones de valores y estructuración de procesos de titularización, entre otros.

En las agencias de bolsa debe existir y funcionar siempre un comité de inversiones, el cual diseña y controla las políticas de inversión para cada cartera de inversiones, identifica los tipos de riesgo a los que se encuentran sujetas las inversiones de cartera y establece los límites de inversión, entre otros.

También deben contar con un oficial de cumplimiento, quien debe revisar y controlar que la normativa aplicable se cumpla a cabalidad en la agencia; comunicar al directorio las modificaciones que haya en la normativa aplicable que regula la actividad, verificar si las quejas y demandas de los clientes presentadas provienen de infracciones a la normativa vigente y evaluar si las soluciones propuestas o adoptadas son las adecuadas, debiendo informar al directorio.

Las agencias de bolsa deben ejercer sus actividades en la Bolsa de Valores a través de operadores de bolsa, también denominados operadores de ruedo, quienes deben ser habilitados por la bolsa y estar autorizados por ASFI, una vez cumplidos ciertos requisitos.

Para la prestación de servicios de administración de cartera, sea discrecional o no, las agencias de bolsa deben contar con asesores de inversión, quienes deben estar autorizados e inscritos en el Registro del Mercado de Valores y se ocuparán de mantener contacto con los inversionistas y el público en general; además, podrán administrar las carteras de clientes, por expresa autorización de su agencia de bolsa.

miércoles, 26 de agosto de 2015

¿Quién gana y quién pierde por la caída de la bolsa de China?

El mundo financiero está preocupado por los datos de crecimiento de la segunda economía más grande del planeta y su posible efecto en los mercados internacionales. En América Latina, Chile y Venezuela sentirán el mayor impacto, según BBC Mundo.
Ayer los mercados volvieron a sufrir fuertes caídas por segundo día consecutivo en las primeras operaciones del día en China, donde el principal índice de la bolsa de Shanghái cayó un 5,5% en la apertura y cerró con pérdidas de un 8,5%, la mayor caída desde 2007.

El efecto dominó alcanzó a las bolsas europeas el lunes por la mañana y se extendió por el resto del planeta. El precio del petróleo cayó a su nivel más bajo en seis años y el valor promedio de las commodities (materias primas) experimentaron su mayor disminución en lo que va de este siglo.
El precio del oro, metal refugio en tiempos de incertidumbre, también fue arrastrado por la debacle con una caída del 0,6%.

En el caso de América Latina, la región viene sintiendo el impacto de la desaceleración China desde hace un par de años. En su último informe la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), señaló que la región sólo crecerá un 0,5% este año y citó a la caída de los precios de las materias primas debido a la desaceleración china como una de las principales causas.
Este impacto se hizo sentir en los grandes productores de materias primas en la región. Venezuela, por el petróleo, y Chile, por el cobre, se encuentran entre los más perjudicados, aunque no son los únicos.
Sin embargo, el efecto de la economía china sobre la región no se limita al precio de las materias primas.
La devaluación del yuan produjo una caída del real brasileño del 1%, mientras que el peso chileno también sufrió el impacto de las noticias chinas con una caída a su más bajo nivel en 12 años.


A pesar de las malas noticias, China es la segunda economía mundial, una de las que más crece a nivel global, y tanto su producción industrial, que se refleja en los mercados de commodities, como su crecimiento es fundamental para países como Alemania.
El índice industrial de China marcó el peor desempeño del sector desde marzo de 2009 en plena recesión mundial, luego del estallido financiero del año previo.

Los mercados financieros tienen una fuerte tendencia a una volatilidad de "lunes negro” seguidos por titulares brillantes en las siguientes semanas sobre grandes recuperaciones bursátiles con fabulosas ganancias.
Esta volatilidad se alimenta del fuerte elemento especulativo presente en mercados que operan a la velocidad de internet.

Los mercados bursátiles globales han perdido unos 5 billones de dólares (casi un tercio del PIB de Estados Unidos) desde que el pasado 11 de agosto el Banco Popular de China devaluó el yuan.

Esta pérdida refleja un temor por la economía china que ha ralentizado su crecimiento.

Potentado perdió $us 3.600 millones en un día

El hombre más rico de China, el empresario Wang Jianlin, vio cómo el lunes se evaporaban literalmente 3.600 millones de dólares (3.116 millones de euros) en medio del desplome generalizado que sufrieron las bolsas de su país, reportó el portal elmundo.es en base a información de la agencia Bloomberg.

Hace algunos días, Jianlin consiguió ser nominado como el magnate chino más rico de este país al amasar una fortuna de 42.600 millones de dólares, superando al financiero Li Ka-shing de Hong Kong.
Sin embargo, en el apodado "lunes negro” las acciones de su conglomerado de la construcción perdieron un 17% en la bolsa de Hong Kong, mientras que la valoración de su emporio cinematográfico -que cotiza en el mercado de Shenzen- retrocedía un 10%.
Personajes como Bill Gates o el español Amancio Ortega perdieron también cantidades difíciles de asumir -3.200 millones de dólares en el primer caso y 1.500 en el segundo- dentro de una sangría financiera que supuso una pérdida global de 124.000 millones de dólares para los 400 individuos más ricos del mundo.
El quebranto económico fue especialmente significativo para los empresarios adinerados de Asia y en concreto para los chinos. Estos últimos acumularon un menoscabo de 14.000 millones de dólares en conjunto. El citado Li Ka-Shing, por ejemplo, perdió 1.500 millones.

El petróleo cierra en $us 39,31




El petróleo cierra en $us 39,31
El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI), que Bolivia usa para la venta de gas natural, subió ayer un 2,80% y cerró en 39,31 dólares el barril, en un rebote tras las fuertes pérdidas de las últimas sesiones, aunque todavía en niveles de hace más de seis años.
Al final de la sesión de operaciones a viva voz en la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), los contratos de futuros del crudo WTI para entrega en octubre subieron 1,07 dólares.
El avance de ayer contrasta con la pérdida del 5,46% que hubo en la sesión del lunes y el descenso del 2,11% en la del viernes, a tono con la caída en los mercados bursátiles por las señales de desaceleración económica en China.
Aun así, el precio de cierre de ayer está por debajo de los 40 dólares el barril, un nivel que se mantuvo desde el 25 de febrero de 2009 hasta la sesión de este lunes. Los precios del crudo reportan bajas desde julio de 2014 por un exceso de oferta en el mercado. El valor máximo de cierre fue el 20 de junio de 2014 con 107,26 dólares el barril. EFE

martes, 25 de agosto de 2015

Devaluar, ¿sí o no? (2)

Los análisis apuntan a que Bolivia debería seguir el camino de la devaluación del tipo de cambio. Sin embargo, si se considera otros indicadores, como es el comportamiento de la cuenta corriente en balanza de pagos, la conclusión es otra.

Históricamente Bolivia siempre fue un país deficitario, sin embargo, esto no fue acompañado con la devaluación de su moneda, debido a que siempre siguió una política de tipo de cambio fijo, manejado muy políticamente, hasta la implementación del DS 21060 de 1985. Recién a partir del “bolsín” Bolivia siguió una política de tipo de cambio fijo “deslizante”.

En el periodo 1995-2002, aunque el tipo de cambio nominal subía constantemente, el tipo de cambio real no seguía esta misma tendencia. Incluso llegó a bajar, conclusión que hace pensar que las devaluaciones nominales no siempre son efectivas en Bolivia, lo que avala la conclusión de que para el país es mejor una política de tipo de cambio fijo en las actuales circunstancias, que el otro seguido por nuestros vecinos que es de flotación.

El 95 por ciento de lo que exporta Bolivia corresponde a materias primas, cuyo comportamiento de precios puede ser altamente cambiante. Una caída de precios, como la que se está viviendo ahora, es imposible compensar con una modificación del tipo de cambio. Para el caso boliviano, una pequeña devaluación no tendría ningún impacto real sobre la economía. Una gran devaluación tampoco socialmente sería tolerada.

Si lo indicado es acertado, quiere decir que mejorar la competitividad económica de Bolivia no pasa por una política de devaluación, sino por otro tipo de políticas.

martes, 18 de agosto de 2015

Devaluar, ¿sí o no? (1)

Ha surgido el planteamiento de que el tipo de cambio en Bolivia debería seguir el comportamiento devaluatorio que está viviendo la región, por lo que es importante reflexionar sobre lo acertado, o no, de este planteamiento.

Sin embargo de lo anotado, las expectativas de devaluación son bajas. Según los analistas económicos, a los cuales el Banco Central de Bolivia encuesta, se podría tener un tipo de cambio de Bs 7 para fines del 2015 y de Bs 7,2 para fines de 2016. En concreto, una variación no significativa.

Es evidente que las monedas de la región se están devaluando fuertemente. Este comportamiento trae consigo una conclusión general: la economía boliviana está perdiendo competitividad, lo que es lo mismo decir que es una economía que incentiva las importaciones y no las exportaciones.

El comentario anterior y su conclusión están referidos a lo que los economistas denominan comportamiento del tipo de cambio nominal. Pero, lo que en verdad interesaría es el tipo de cambio real, entendido como aquel tipo de cambio que toma en cuenta el comportamiento tanto de los precios externos como internos.

Esto es medido por lo que se nomina tipo de cambio real multilateral (TCRM).

Si observamos datos desde inicio del siglo XXI, encontramos que el TCRM más alto al que Bolivia llegó fue durante el 2006, después de lo cual vino cayendo continuamente. Si consideramos el periodo 2015-2006 se concluye que el TCRM, para el país, habría caído en un 40%. Esto confirma, para un tiempo más largo, que Bolivia está perdiendo competitividad internacional.

lunes, 17 de agosto de 2015

¿Buenas políticas o buena suerte?

El fin del superciclo de los precios de los commodities, que algunos economistas predijeron con demasiada anticipación, incluso antes que se dé el boom, generó una gran expectativa por lo que le iba a pasar a la economía boliviana, especialmente para los analistas que explican el buen crecimiento del PIB debido al boom de los commodities que derivó en muy favorables términos de intercambio. Es decir, se debía a la buena suerte.
En economía hay una vieja discusión para explicar la causa del desempeño económico, si son buenas políticas o buena suerte y, siguiendo a Roberto Zahaler, si se debe también al cambio político o estructural.
La buena suerte trataría de explicar que el gobierno de Evo Morales se ubicó justo dentro del boom de los commodities. Sin embargo, es necesario entender, con base en el comportamiento del Índice de Precios de Exportación (IPBX), que calcula el BCB, que en realidad vivimos un superciclo de 10 años, como se observa en el primer gráfico.
Este periodo abarcó un primer ciclo de 43 meses, desde principios de 2004 hasta julio de 2008, cuando vino la gran crisis financiera que provocó un shock adverso que duró nueve meses.
Ya se presagiaba la caída de la economía boliviana aunque su Producto Interno Bruto (PIB) continuó creciendo. Posteriormente, se reinició un nuevo ciclo, pero más largo, de 62 meses hasta junio de 2014, debido a la abrupta caída de los precios del petróleo, una fase descendente que hasta el momento dura 13 meses. Empero, la economía boliviana creció en 2014 en 5,4%; para el primer trimestre de 2015 creció en 4,5% y se estima para 2015 un crecimiento cercano al 5%.
Al primer semestre de 2015, las exportaciones totales cayeron en 30,4% (vease el segundo cuadro). Este shock externo es muy parecido al primer año de la crisis de 1930, cuando las exportaciones de estaño cayeron un 27% y su precio en 32%. Sin embargo, hay grandes diferencias.
En primer lugar, una economía pequeña y abierta como la boliviana indudablemente depende de la evolución del contexto externo, pero también entran en juego las respuestas de política macroeconómica.
El manejo prudente de la política monetaria, cambiaria y fiscal desde 2006 permitió la estabilidad macroeconómica. Se aplicaron políticas de regulación de la liquidez, de estabilidad cambiaria, de disminución de las tasas de interés y aumento del crédito, junto a una política fiscal de aumento del gasto y de la presión tributaria, tanto debido al impuesto sobre los hidrocarburos como a la renta interna, además del manejo sostenible de la deuda pública. En la crisis del 30 se dejó actuar a los mecanismos automáticos del mercado y se tuvo que incumplir con la deuda externa.
En segundo lugar, es importante el cambio estructural asociado al rol del Estado y la nacionalización de los hidrocarburos. En 1930, el impuesto al estaño cayó en 64%, mientras que el Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), en el primer semestre de 2015, disminuyó en 18% y la recaudación interna subió en 11%.
No hubo inversión en los 30, mientras que en el actual modelo, la inversión pública se constituyó en el motor de la economía, financiada casi dos tercios con recursos internos y sólo un tercio con recursos externos.
Es decir, si bien Bolivia sigue siendo un exportador de productos primarios, lo que cambió fue la forma de generar y utilizar el excedente económico. Antes, el excedente salía al exterior, ahora el sector público exporta el 50%, divisas que entran al Banco Central de Bolivia (BCB) y se reflejan en el nivel de las reservas internacionales, que al 31 de julio de este año eran de 14.486 millones de dólares.
Es así que hay que ser precisos con la propia definición de buena suerte, la cual debería estar asociada a perturbaciones que no guardan ningún tipo de relación con las políticas económicas.
En el caso boliviano hay una explicación de su buen desempeño económico aún en un contexto externo adverso, entró la mala suerte, porque también está asociado a las buenas políticas y al cambio estructural.

*El autor, economista, fue presidente del Banco Central de Bolivia

miércoles, 5 de agosto de 2015

¿Fin de fiesta de los mercados emergentes?

Hasta hace unos pocos años estaba de moda la Convergencia de los Mercados Emergentes (EM, por sus siglas en inglés), que significaba que cada vez se aproximaba el cierre de la brecha de ingreso respecto a las economías avanzadas.
Las altas tasas de crecimiento reflejaban incrementos de la productividad y una confluencia de condiciones externas favorables, especialmente entre 2002 y 2011, cuando se registró un crecimiento espectacular en un promedio cercano al 6% de su producto, mientras las economías avanzadas crecían en 2%. Su contribución al crecimiento global, que en 2000 era menos de la mitad, en 2013 llegó a tres cuartas partes. Por eso preocupa tanto la desaceleración registrada de una tasa de 7,4% en 2010, cuando China creció en 10,4%, a una tasa moderada de 4,2% para 2015, con un crecimiento de China de 6,8%.
En 2014, Dani Rodrik en su blog decía: "Yo siempre escribí que el sendero a la convergencia que hemos experimentado durante dos décadas era insostenible. Había factores temporales (capital barato, bajas tasas de interés, precios altos de commodities, rápida expansión de China), los cuales podían empezar a revertirse”. Y así parece que sucedió, como expuse en la IX Jornada Monetaria del Banco Central de Bolivia, con el tema "Políticas económicas aplicadas por los países emergentes”.
Si bien el alto crecimiento de la productividad contribuyó a la convergencia de las economías emergentes, este aumento se dio en la región del Asia -y en particular entre 2002 y 2012- con una contribución de 1,5% en el crecimiento promedio, mientras que los aumentos del factor capital y del factor trabajo fueron del 2% cada uno.
Para el Fondo Monetario Internacional (FMI), las favorables condiciones externas (bajas tasas de interés internacional y aumento de los precios de los commodities), apertura comercial y financiera explican el 50% del crecimiento de los EM.
En cambio, para el Banco de Pagos Internacional (BIS, por sus siglas en inglés), en su Informe Anual número 85, el rápido crecimiento que se presentó desde 2002 estaba asociado al boom financiero, impulsado por grandes entradas de capitales y una política monetaria acomodaticia tanto doméstica como externa.
Adicionalmente, el BIS alerta que se han producido tres cambios importantes en los mercados mundiales: la caída en cotización del petróleo en dólares, la apreciación con fuerza del dólar frente a la mayoría de monedas y la continua baja de las tasas de interés a largo plazo, tornándose incluso negativas en algunos casos.
El problema, por tanto, se agudiza para 2015 y 2016 con una proyección del deterioro de las condiciones externas. Por un lado, se prevé la continuación de la caída de los precios de las materias primas, que afectará a las economías de nuestra región que son exportadoras de productos básicos y en especial a las exportadoras de combustibles.
Por otro lado, se prevé el incremento de la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED, por sus siglas en inglés), donde, según el Pronóstico de mercado de Bloomberg, 15 de los 17 funcionarios de la FED aseguraron contemplar que el incremento de la tasa se produzca antes de finalizar el año 2015.
Sin embargo, no hay consenso acerca de en qué nivel se ubicará la tasa de fondos federales para el cierre de 2015; así, cinco miembros prevén la tasa en 0,375%; otros cinco en 0,625%, y también otros cinco la vislumbran en 0,875%. Como se observa en el gráfico, el pronóstico de aumento tiene un amplio rango, pero su impacto afectará los flujos de capital, sobre todo en las economías altamente integradas al mercado financiero.
La pregunta clave que se hace en economía frente a desequilibrios, ya sean de balanza de pagos, fiscales o en los casos de desaceleración económica, es si es ¿cíclico o estructural? Es decir, si se debe a factores transitorios que pueden ser enfrentados rápidamente por políticas anticíclicas, ya sean fiscales o monetarias, o se deben a factores más de fondo, que requieren la actuación de políticas o de reformas estructurales pero de efecto más lento y, lo que es más grave, no existe consenso sobre el tipo de reformas a recetar.
La conclusión es que las economías emergentes atraviesan por una desaceleración diferenciada en intensidad por regiones, como Asia y América Latina, también por países, como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y con una mezcla de factores cíclicos como estructurales. Es decir, toda una mezcla explosiva.

* El autor, economista, fue presidente del Banco Central de Bolivia.