jueves, 3 de octubre de 2013

Dinero, el dolor de cabeza en las parejas

“Mi esposo gana mucho menos que yo (menos de la mitad). Hace 2 años que estamos casados. Hay días en los que realmente me siento mal por esto. Para mí el dinero es algo importante y me pone mal que él gane tan poco. Inclusive hay veces que no puedo dejar de pensar que tradicionalmente, y culturalmente, se espera que el hombre gane más que la mujer. Pero siempre que reflexiono sobre el tema me doy cuenta que en realidad en una pareja no todo pasa por el dinero y que las circunstancias de la vida se dieron así ahora, y que el día de mañana puedo ser yo la que esté en su lugar. Igualmente, no dejo de tener dolores de cabeza cuando tenemos que hablar de dinero”, relata Jazmín, una mujer de 34 años.

Pero, ¿Qué tan importante es hablar sobre dinero con la pareja? ¿Se debe tocar el tema? ¿Podría parecer materialista? ¿El dinero es poder?

La relación de pareja es una relación de intercambio. Es una serie de promesas que se basa en la buena fe de las partes. Debe haber un interés común.

¿EL AMOR NO ES ALTRUISTA?

Hasta hace poco todo era sencillo. El hombre era proveedor, la mujer encargada del hogar y los hijos. Pero ahora que las mujeres trabajan, tienen bienes y son empresarias. ¿Qué se debe hacer?

¿SE DEBE REALIZAR CON IGUALDAD EL TRABAJO DOMÉSTICO? ¿CONFÍAS EN TU PAREJA ECONÓMICAMENTE?

Queremos ser amadas y apreciadas, queremos ser necesitadas y valoradas. Pero también queremos independencia y éxito.

El dinero es un tema tabú en la pareja. Sin embargo, presenta un grado de intensidad que saca los complejos más escondidos.

Se trata de ir más allá de quien administra. Hablar de dinero en la pareja descubre muchos aspectos escondidos.

No son extraños los casos como el de Jazmín hoy en día.

¿Qué harías tú? Tengo parejas de esposos que se sienten muy mal porque ella gana más y no quiere compartir. Siente que no le corresponde.

¿ACASO LAS MUJERES EXITOSAS ESTÁN CONDENADAS A NO TENER PAREJA?

El Síndrome de la abeja reina. La “abeja reina” se opone a la idea de que el origen de los problemas de la mujer es externo, la consecuencia de la discriminación política y económica. Cree, en cambio, que el sistema es abierto y justo y que el éxito del individuo se basa en sus propios méritos. Si ella puede hacerlo, las demás también. Las mujeres que no lo hacen sólo pueden culparse a sí mismas. Al estar convencidas de los determinantes individuales del éxito.

Por regla general, la “abeja reina” es también una “supermadre”, logrando el éxito no sólo en su carrera, sino también en el tradicional papel femenino de esposa y madre. Su dedicación a estas virtudes tradicionales es tan fuerte que parece casi defensiva. En comparación con un grupo de mujeres tradicionales y con otro grupo de feministas, es más probable que la “abeja reina” sostenga que el trabajo de su marido tiene prioridad sobre el suyo y a aceptar que los hijos de madres trabajadoras tienden a ser inadaptados.

El hecho de ser la única mujer de éxito de su alrededor puede constituir una gran satisfacción. Las mujeres más jóvenes, nuevas, que ingresan en el escalafón pueden acabar con su categoría especial y única. Además, es posible que la “abeja reina” haya tenido que superar muchos obstáculos para alcanzar su posición y, en consecuencia, no soporte que otras mujeres consigan ascender sin pasar por los ritos de iniciación. Por eso, no es raro que tenga poco interés en promover el ingreso de mujeres en su profesión y trate, incluso, de que no accedan a ella. Por último, la “abeja reina” recibe muchas recompensas del sistema. Se la alaba por ser tan femenina, aunque piense como un hombre. Las recompensas provienen de su solidaridad con los hombres y no con las mujeres. El statu quo le resulta cómodo y no es concebible que muestre animosidad contra un sistema que la recompensa tanto.

En el contexto de la psicología de la mujer, el síndrome de la “abeja reina” es desolador, aunque no demasiado sorprendente. No cabe duda de que, al menos en parte, guarda relación con el doble vínculo de la feminidad y el éxito. La “abeja reina” ha descubierto un medio de acabar con el doble vínculo, aunque quizá su solución no lo resuelva en absoluto. A medida que las mujeres nos vayamos comprendiendo mejor a nosotras mismas, evitaremos estos síndromes.

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