martes, 1 de octubre de 2013

Baja la bonanza para América Latina... y también para Bolivia

Que la bonanza económica para América Latina tocó techo y, en consecuencia, es hora del descenso es algo que ya pocos expertos discuten. ¿Esto tendrá efectos en Bolivia? Naturalmente, pero no serán inmediatos ni llegarán “de golpe”. En esto coinciden, con matices, el expresidente del Banco Central de Bolivia (BCB), Armando Méndez, y los analistas económicos José Luis Evia y Julio Alvarado.

Méndez recuerda que a partir del año 2000 comenzó un ciclo favorable para los precios de las materias primas en América Latina. “En ese escenario, Bolivia también se ha beneficiado”, explica.

Sin embargo, la reciente conferencia anual en Washington de la Corporación Andina de Fomento (CAF) identificó dos causas para suponer la desaceleración en la región continental. Primero, el cambio significativo en las políticas económicas de China, que recientemente redujo sus expectativas de crecimiento de 13 al 7 por ciento y, por tanto, tal vez ya no demande tanta materia prima de América Latina. Segundo, la previsible normalización de la política monetaria en Estados Unidos por su recuperación económica.

“Por ello, afirmar que este ciclo de bonanza llegó a su pico máximo es razonable, y es de esperar que este ciclo vaya bajando, pero no de golpe, sino paulatinamente. ¿Cómo va a afectar a la región? Ya está afectando: un crecimiento económico menos acelerado”, explica Méndez, quien al igual que Evia y Alvarado no habla de crisis, sino de una probable “desaceleración”, es decir, menor crecimiento, probablemente de 3 por ciento para América Latina. De hecho, los efectos ya comienzan a sentirse en Brasil, Argentina, Chile y, en menor medida en Perú, explica Méndez.

Para Alvarado, los efectos también se sienten ya en Bolivia, tal cual lo refleja el descenso del precios de los minerales, como el estaño, que bajó de 14 a 10 dólares la libra fina, aunque no a 2,5 dólares como en años pasados, por lo que no podríamos hablar aún de crisis.

Para Méndez, este descenso es imperceptible, pues Bolivia ya no depende tanto de minerales como de hidrocarburos. Así, su hipótesis es que los efectos no se sentirán en 2013 ni en 2014, que será un año electoral en el que seguramente habrá bastante gasto público. Habrá que poner atención a 2015, cuando el nuevo Gobierno, sea cual fuere, no podrá hacer gastos similares al año anterior, y a 2019, que es cuando se cumplen los contratos de venta de gas a Brasil.

Para Evia, en tanto, los efectos se sentirán desde dos canales: el descenso del costo de las materias primas, lo que generará menor disponibilidad de recursos para gastos e inversiones, y desde las repercusiones de las crisis de países vecinos, como Brasil y Argentina.

Evia, sin embargo, prefiere no fijar plazos en años y se limita a firmar que los efectos en Bolivia se verán “a mediano plazo”.

LOS EXPERTOS HACEN SUS RECOMENDACIONES

Armando Méndez. Expresidente del BCB

Crecer con calma

En 2014, año electoral, es probable que el Gobierno haga grandes gastos públicos, y tiene con qué. Las reservas internacionales y el ahorro público son altos. Los efectos los sentiremos en 2015. Y 2019 será otro año clave por la finalización del contrato de petróleo con Brasil. Mi consejo como economista, no como político, es que el Gobierno no sea tan dadivoso y que en 2014 frene el gasto público. Es fácil crear auges de crecimiento, pero la caída es fea. El crecimiento debe ser sostenido.

José Luis Evia. Analista económico

Hay que ahorrar

Los efectos serán a mediano plazo, no de inmediato, pero el Gobierno debe ir tomando medidas, recaudos, para promover un ahorro para que no haya un shock en la economía. Se ha hablado de constituir un fondo de estabilización, pero esto no se ha concretado. La otra cosa importante para lograr una adecuada medida es permitir una mayor flexibilidad en la economía laboral y en la inversión de capitales. Las leyes laborales son muy rígidas. La gente lo piensa mucho antes de contratar.

Julio Alvarado. Analista económico

Fomentar la minería

El descenso de la demanda de materia prima ya está incidiendo en los precios para exportación de los minerales y naturalmente esto genera una disminución en las fuentes de trabajo, especialmente en el sector de las cooperativas mineras, algunas de éstas ya han cerrado. Hay que aplicar medidas para elevar la productividad, lo que significa introducir equipos y maquinaria, pero esto no está sucediendo, está ocurriendo un capitalismo salvaje en el sector de las cooperativas.

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