Definida como cualquier forma en que el mensaje induzca al error en el público, al describir las ventajas de un producto o servicio sin que se homologue con la realidad objetiva de este, la publicidad engañosa es una clase o recurso publicitario que puede perjudicar a las marcas.
Para Freddy Pando, director general de Artificio Publicidad, el margen de error dentro de esta categoría de publicidad es demasiado amplio y se pueden contar la exageración, la letra chica, los asteriscos que limitan la promoción o los términos ambiguos que se prestan a diferentes interpretaciones que luego son aclarados por el vendedor.
“Los parámetros para identificar una publicidad engañosa no son tan fáciles de notar y muchas veces responden a una táctica creativa y no a una mala intención”, expresó Pando, que indicó que los publicistas deberían eludir ese tipo de recurso, ya que se pueden encontrar soluciones creativas mejores y que el objetivo de esta clase de publicidad es claramente provocar una reacción inmediata y favorable a un mensaje.
Pando añadió que hoy en día recurrir a la publicidad engañosa es un riesgo demasiado alto, ya que las estrategias apuntan a fidelizar al cliente y proyectar una imagen lo más seria posible.
El publicista Mariano Cabrera señaló que entre las consecuencias de la publicidad engañosa está el tema del incumplimiento de la ética publicitaria, que termina perjudicando económicamente al consumidor o a la competencia que no está haciendo nada mal.
Cabrera indicó que una empresa que usa el engaño en alguna de sus formas para potenciar el consumo de sus productos, a la larga perderá reputación y lo mismo le puede pasar a las agencias de publicidad, ya que al ser estas muchas veces las creadoras del mensaje, ponen en riesgo a la marca.
Dinero se contactó con la ATT y la AJ para conocer sobre las sanciones a las empresas que realizan publicidad engañosa; de la primera no recibió respuesta hasta el cierre de esta edición y la segunda se abstuvo de opinar
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