Persuadir, emocionar y crear vínculos a largo plazo con los clientes, son algunas de las preocupaciones a las que se enfrentan las marcas a diario. La experiencia visual se presenta como una gran aliada a la hora de fidelizar a los consumidores, por lo que elegir un color acorde con lo que se quiere transmitir, resulta fundamental para este fin.
Varios estudios de márquetin coinciden en que más de un 90% de las personas tienen en cuenta el color del producto como filtro primario de su decisión de compra, mientras que un 85% del público reconoce una marca por su tonalidad.
Pedro Cabrera, consultor en márquetin, indicó que en publicidad el color tiene que ver con el contexto, ya que aunque la simbología asociativa de algunos tonos es obvia, citando como ejemplo el blanco que representa pureza, no en todo el mundo se interpreta así, puesto que en la cultura oriental, este color significa la muerte.
“No confío en la gama tradicional de colores, en la creación de símbolos corporativos, ya que si uno evalúa las dos últimas décadas de diseño gráfico, han mandado de ‘paseo’ al simbolismo de los colores”, expresó Cabrera, que añadió que el tono ideal es una cuestión de sintonía con el consumidor, ya que nadie ve un envase con un sicólogo al lado para que le explique el simbolismo del color.
Por su parte, José Petit, director de Petit&Petit, manifestó que el color está asociado directamente con las sensaciones y emociones de las personas, e influye en la psiquis, tanto en la acción de compra como en el estado de ánimo, siendo uno de los factores de mayor relevancia a escala visual.
Petit señaló que los tonos son un factor primordial para identificar una marca y es así como las diferentes empresas se posicionan y se diferencian en un mercado competitivo, ya que, según estudios realizados, los compradores basan un 93%, sus decisiones de compra en la apariencia visual (color y diseño), un 6% respecto a la textura (tacto) y tan solo un 1% en el olor (olfato)
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