domingo, 29 de septiembre de 2013

¿QUIÉN PAGA LAS CUENTAS?

El solo hecho de consultar a su esposo si podía retirar dinero de un fondo común que tenían ocasionó que Sofía se molestara con su esposo, David Ella quería utilizar el dinero para comprarse ropa y él solo pensaba en que debían ahorrar.

“Me molesté porque me estaba mezquinando algo que había ganador con mi trabajado. Al final, él me dijo que era mejor separar un poco del ahorro y creó un sobre que lleva el nombre de ‘ropa y zapatos para mi esposa’”, cuenta Sofía.

Si bien los dos ganan lo mismo, este joven matrimonio que lleva tres años juntos, ha visto que en su caso lo ideal fue unir ambos sueldos, pagar las cuentas y el resto para el ahorro. Esto lo aprendieron gracias a un seminario que asistieron para matrimonios.

Todo al mismo fondo
Con 24 años de casados, y desde el primer día de estar juntos, Miriam y su esposo, Carlos, decidieron unir sus sueldos o como ellos llaman, crear una bolsa común.
“Esta forma de administrar lo vi de mis padres, cuando quiero sacar algo, lo saco. Si son montos grandes, lo consulto”, dice Miriam.

En determinado momento de sus vidas Carlos quedó sin empleo, aun así, durante los seis meses que estuvo en esa situación, su esposa mantuvo el hogar sin ningún reproche. Ahora ella trabaja en una clínica y el administra su negocio propio.

Para la orientadora familiar Dalia Muñoz, la creación de un fondo común es lo ideal, a través de un presupuesto familiar.
“El dinero definitivamente es un factor importante, aunque no el único, en la relación de pareja. Por medio del dinero y del manejo adecuado del mismo, las parejas consiguen satisfacer necesidades básicas como comida, vivienda, educación, recreación y otros”, señala Muñoz.

El economista y especialista en finanzas familiares Roberto del Río cree que en Bolivia, si bien existe aún el concepto de que el hombre debe administrar las finanzas, también hay una gran corriente de mujeres que se hacen cargo de esta labor . “No pueden haber dos billeteras separadas, lo que se sugiere es que los esposos hagan un ‘fondo de la familia donde ambos aporten acorde con sus ingresos o su actividad laboral”, aconseja.

Dividir los gastos por igual
Todo el dinero que Marco y su esposa, Sonia, manejan para la casa lo hacen a través de cuentas bancarias diferentes.

Casados desde hace siete años, este matrimonio de administradores, con dos hijos pequeños, decidió que cada uno se haga responsable de determinados gastos.
Marco paga cada mes la hipoteca de la casa, los servicios básicos y las tarjetas de crédito. Sonia se encarga de cancelar la mensualidad de la guardería, de los sueldos de las niñeras, pago de gastos en farmacias y otros que puedan surgir.

“La responsabilidad en pagos se asume una vez al año, por lo tanto cada uno tiene que planificar cuándo hacer el pago que le corresponde”, comenta Marco.
Para la sicóloga Ruth Pareja Lozada, lo ideal es asignar ciertos pagos que sean similares.

“A la larga, la bolsa común genera conflicto porque aún habiendo confianza en la pareja, siempre habrá las interrogantes de qué hiciste con el dinero o por qué gastaste por demás”, dice Pareja.

La sicóloga señala que las claves del éxito son tener una buena comunicación, establecer las pautas del manejo económico, aprender a escuchar de igual manera y, a partir de eso, establecer las pautas de conducta.

Los ‘gustitos` que enojan

Así como la molestia de David con su esposa, Sofía, cuando ella quiso retirar dinero para comprarse ropa, este tipo de historias es bastante común en las parejas.
En el caso de Marco, cuando quieren darse algún gustito y si está dentro de sus posibilidades, realizan el gasto, en la mayoría de los casos, sin consultarlo.


“Esto nos lo permitimos por la confianza que nos tenemos, claro que es necesario aclarar que más de una vez me he caído de espaldas al saber el gustito que se dio mi esposa y estoy seguro de que ella también se ha caído de espaldas en muchas oportunidades”.

Cuando se trata de comprar algo para ella o sus hijos, Roxana no consulta con su esposo, a no ser que la suma sea demasiado grande, donde él tenga que amortizar.


En sus seis años de matrimonio, hubo momentos donde ella no trabajó para cuidar a su hijo recién nacido y él tenía que mantener el hogar. Ahora las cosas han cambiado, ambos trabajan por igual y si hay gasto extra de por medio, lo hace siempre y cuando sea necesario.

¿Cuánto ganas?
Actualmente, según Pareja, hay muchas mujeres que no avisan cuánto es el monto de dinero que ganan en sus trabajos.




Esto se da por una sencilla razón: la esposa normalmente corre con gastos propios como salón de belleza, ropa para ella e incluso para los hijos. “No es raro que la mujer no avise el tema de cuánto gana, se da con mucha frecuencia”, cuenta la sicóloga.

María comenta que en sus años de casada nunca le ha dicho a su esposo cuánto es su salario. Si bien aporta con la mitad de los gastos del hogar, siempre guarda una determinada cantidad porque a veces él considera gastos superfluos lo que para ella sí tiene importancia.


“La ropa, las idas al salón o cosas así para un hombre muchas veces no son esenciales como para una mujer”, señala María.


Sobre este punto, la sicóloga indica que hay parejas que sí comparten cuánto ganan e incluso hay hombres que entregan a la esposa gran parte de su sueldo para que sea ella quien maneje la economía de la familia. “Esto a la larga ocasiona problemas porque ese hombre se siente limitado”.

Hijos fuera de matrimonio
“Si por él fuera, solo le compraría las cosas que necesita para su cumpleaños o Navidad”, cuenta María, quien tiene una hija de una primera relación y que muchas veces ha sido motivo de discusión por las compras que ella realiza para su hija.
Si bien su esposo quiere a su hijastra, muchas veces él no entiende que como está creciendo, las prendas que utiliza deben ser renovadas cada cierto tiempo.
El caso de Roxana es distinto. Ella tiene una hija adolescente de un primer matrimonio y si su esposo quiere dar algún obsequio a su hijastra siempre le consulta para que ella dé la última palabra.

Muñoz comenta que es muy poco prudente insistir en una fórmula estricta de mío/tuyo, donde el nuevo esposo, por ejemplo, se niega a tener que ver con los gastos de los hijos de la nueva esposa. Esto probablemente crearía una relación distante con los hijastros, lo cual es también el primer paso para la catástrofe matrimonial. “Uno se casa de manera completa, no en partes separadas”.

Del Río cree que cuando se trata de pagar cuentas de un hijo ajeno a la relación, este debe ser incluido y aceptado como parte del nuevo seno familiar. “En caso de que el hijo no viva con el padre o madre, la manutención debe ser contemplada en el presupuesto familiar”, señala el economista








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