martes, 17 de septiembre de 2013

¿Cómo afecta la crisis al precio de los alimentos?

Las recientes crisis en los precios de los alimentos que golpearon a miles de familias del mundo en desarrollo han vuelto a poner de relieve la necesidad apremiante -por parte de los Gobiernos- de fortalecer sus redes de protección social y evitar así que el alza en los precios de los productos básicos provoque un aumento de los niveles de pobreza.

En este escenario, América Latina, según un comunicado publicado en la página web del Banco Mundial, es una de las regiones del mundo que ha aguantado más estoicamente los vaivenes de los precios de los alimentos, gracias al fortalecimiento de sus políticas públicas y a los mecanismos de respuesta ante las crisis. Esto, unido al fuerte crecimiento de la región durante la última década, ha evitado que colectivos vulnerables cayeran en el umbral de la pobreza.

De todas formas, según señalan los expertos, la región debería invertir más en la protección de dichos colectivos vulnerables.

En la edición más reciente de "Alerta sobre precios de los alimentos", se informa que los valores mundiales continuaron bajando entre febrero y junio de 2013 –una tendencia que se observa desde la reciente máxima registrada en agosto de 2012– pero estaban apenas un 12 por ciento por debajo de los niveles máximos de agosto. El aumento de la producción, la disminución de las importaciones, y una menor demanda en general hicieron caer los precios de exportación, aunque los mercados internacionales siguen complicados para el maíz.

Según el estudio del Banco Mundial "El alto precio de los alimentos: Respuestas de América Latina y el Caribe ante una nueva normalidad", la región “está bien posicionada para beneficiarse de los precios elevados y de una mayor producción de alimentos”. Esta espiral en el precio de los alimentos llegó para quedarse –plantea el estudio– indicando que los precios internacionales de los alimentos subieron más de 43 por ciento desde junio de 2010, encendiendo la alarma en torno a una repetición de la crisis alimentaria de 2008.

La situación mundial en 2011 fue crítica. Los precios de los alimentos aumentaron un 10 por ciento en julio respecto del mes anterior, el maíz y la soja registraron niveles históricos debido a un verano seco y a las altas temperaturas en EEUU y Europa oriental. Entre junio y julio, los valores del maíz y del trigo se incrementaron en 25 por ciento cada uno, los frijoles de soja en 17 por ciento y sólo el arroz se redujo en 4 por ciento.

En general, el Índice de Precios de los Alimentos del Banco, que registra los valores de los productos alimenticios básicos en el mercado internacional, fue un 6 por ciento más alto que en julio de 2011 y un 1 por ciento superior al punto máximo alcanzado en febrero de ese mismo año.

¿Por qué aumentan los precios de los alimentos?

El economista jefe del Banco Mundial de Desarrollo Sostenible para América Latina, Jordan Schwartz, el alza es resultado de varios factores: “la especulación de los mercados de los productos básicos, la explosiva demanda de cereales para forraje desde Asia y al uso de la tierra para cultivos de biocombustibles en vez de cultivos comestibles", entre otros factores.

Existe cada vez más consenso respecto de que los precios de los alimentos han aumentado debido a cambios fundamentales en la oferta y la demanda mundiales. La inflación en los precios de los alimentos está motivada por diversas fuerzas: altos precios de la energía, aumento del ingreso, cambio climático y mayor producción de biocombustibles.

El ingreso y el consumo per cápita están aumentando en los países en desarrollo y, por este motivo, también se incrementa la demanda. Las políticas en torno a los biocombustibles que se adoptan en los países desarrollados son otro factor crucial que explica el aumento de la demanda.

Problemas logísticos inciden en precios

En muchos países de América Latina y el Caribe, los costos logísticos y de transporte influyen más que los aranceles en el precio del intercambio comercial. El Banco Mundial calcula que los costos logísticos representan entre el 16 y el 26 por ciento del PIB, y entre el 18 y el 32 por ciento del valor de los productos, en comparación con alrededor del 9 por ciento del PIB y del valor de los productos en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

En el caso de productos procesados que provienen de América Central, la carga logística interna incrementa el costo de los productos alimentarios unitarios de mayor valor en 8 y 15 por ciento adicionales.

A partir del año 2000, los acuerdos bilaterales y regionales de libre comercio redujeron los aranceles en todo el mundo. Sin embargo, las tarifas del flete marítimo han crecido más del doble. Para productos de gran volumen y valor relativamente bajo, como los cereales y los aceites comestibles, los costos de flete nacional y marítimo pueden aumentar el precio final al consumidor hasta un 30 o 50 por ciento.

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