miércoles, 5 de agosto de 2015

¿Fin de fiesta de los mercados emergentes?

Hasta hace unos pocos años estaba de moda la Convergencia de los Mercados Emergentes (EM, por sus siglas en inglés), que significaba que cada vez se aproximaba el cierre de la brecha de ingreso respecto a las economías avanzadas.
Las altas tasas de crecimiento reflejaban incrementos de la productividad y una confluencia de condiciones externas favorables, especialmente entre 2002 y 2011, cuando se registró un crecimiento espectacular en un promedio cercano al 6% de su producto, mientras las economías avanzadas crecían en 2%. Su contribución al crecimiento global, que en 2000 era menos de la mitad, en 2013 llegó a tres cuartas partes. Por eso preocupa tanto la desaceleración registrada de una tasa de 7,4% en 2010, cuando China creció en 10,4%, a una tasa moderada de 4,2% para 2015, con un crecimiento de China de 6,8%.
En 2014, Dani Rodrik en su blog decía: "Yo siempre escribí que el sendero a la convergencia que hemos experimentado durante dos décadas era insostenible. Había factores temporales (capital barato, bajas tasas de interés, precios altos de commodities, rápida expansión de China), los cuales podían empezar a revertirse”. Y así parece que sucedió, como expuse en la IX Jornada Monetaria del Banco Central de Bolivia, con el tema "Políticas económicas aplicadas por los países emergentes”.
Si bien el alto crecimiento de la productividad contribuyó a la convergencia de las economías emergentes, este aumento se dio en la región del Asia -y en particular entre 2002 y 2012- con una contribución de 1,5% en el crecimiento promedio, mientras que los aumentos del factor capital y del factor trabajo fueron del 2% cada uno.
Para el Fondo Monetario Internacional (FMI), las favorables condiciones externas (bajas tasas de interés internacional y aumento de los precios de los commodities), apertura comercial y financiera explican el 50% del crecimiento de los EM.
En cambio, para el Banco de Pagos Internacional (BIS, por sus siglas en inglés), en su Informe Anual número 85, el rápido crecimiento que se presentó desde 2002 estaba asociado al boom financiero, impulsado por grandes entradas de capitales y una política monetaria acomodaticia tanto doméstica como externa.
Adicionalmente, el BIS alerta que se han producido tres cambios importantes en los mercados mundiales: la caída en cotización del petróleo en dólares, la apreciación con fuerza del dólar frente a la mayoría de monedas y la continua baja de las tasas de interés a largo plazo, tornándose incluso negativas en algunos casos.
El problema, por tanto, se agudiza para 2015 y 2016 con una proyección del deterioro de las condiciones externas. Por un lado, se prevé la continuación de la caída de los precios de las materias primas, que afectará a las economías de nuestra región que son exportadoras de productos básicos y en especial a las exportadoras de combustibles.
Por otro lado, se prevé el incremento de la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED, por sus siglas en inglés), donde, según el Pronóstico de mercado de Bloomberg, 15 de los 17 funcionarios de la FED aseguraron contemplar que el incremento de la tasa se produzca antes de finalizar el año 2015.
Sin embargo, no hay consenso acerca de en qué nivel se ubicará la tasa de fondos federales para el cierre de 2015; así, cinco miembros prevén la tasa en 0,375%; otros cinco en 0,625%, y también otros cinco la vislumbran en 0,875%. Como se observa en el gráfico, el pronóstico de aumento tiene un amplio rango, pero su impacto afectará los flujos de capital, sobre todo en las economías altamente integradas al mercado financiero.
La pregunta clave que se hace en economía frente a desequilibrios, ya sean de balanza de pagos, fiscales o en los casos de desaceleración económica, es si es ¿cíclico o estructural? Es decir, si se debe a factores transitorios que pueden ser enfrentados rápidamente por políticas anticíclicas, ya sean fiscales o monetarias, o se deben a factores más de fondo, que requieren la actuación de políticas o de reformas estructurales pero de efecto más lento y, lo que es más grave, no existe consenso sobre el tipo de reformas a recetar.
La conclusión es que las economías emergentes atraviesan por una desaceleración diferenciada en intensidad por regiones, como Asia y América Latina, también por países, como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y con una mezcla de factores cíclicos como estructurales. Es decir, toda una mezcla explosiva.

* El autor, economista, fue presidente del Banco Central de Bolivia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario