lunes, 14 de noviembre de 2016

¿Por qué no es conveniente preguntar a una persona a qué se dedica?

Cuando conoce a alguien, cuál es su respuesta cuando le pregunta ¿a qué se dedica? Para personas como Yasaman Hadjibashi esa respuesta es intencionalmente vaga. No menciona que tiene un MBA de la Escuela de Negocios de Harvard, o que es una alta ejecutiva en el gigante financiero Barclays Africa Group.

Prefiere mantener su perfil profesional separado de la persona que es fuera de la oficina. "Me gusta que las personas me conozcan a mí, antes que a mis credenciales”, explica. "Eso también me sirve como una prueba, para ver si es una persona respetuosa o no”, agrega.

Hadjibashi no es la única que siente un conflicto entre su identidad social y la del trabajo. Expertos en desarrollo profesional señalan que incluso las personas más exitosas tienden a desempeñarse mejor socialmente cuando diferencian la percepción que tienen de sí mismos de la que genera su profesión.

Por ejemplo, reduce el dolor que provoca el ser despedido y crea conexiones más auténticas con personas fuera de la oficina. De hecho, el individuo se siente más respetado, aunque no tenga un gran empleo. Sin embargo, las compañías exigen una conexión a tiempo completo con el trabajo, por lo que a muchos profesionales les resulta difícil separar su identidad del cargo que desempeñan.

En opinión de Al Gini, profesor de ética empresarial en la Universidad Loyola, en Estados Unidos, esta situación puede afectar negativamente el bienestar de la persona. "Mientras menos intereses tengamos fuera de nuestra profesión, más dependientes seremos de nuestro empleo. Así que cuando nos quedamos sin trabajo, nos desmoronamos por completo”, advierte.

Por qué preguntan
Ho Shee Wai, psicóloga y directora de Counselling Place, una organización ubicada en Singapur que brinda asesoría en el desarrollo del profesional, tiene una explicación sobre por qué la gente insiste en saber a qué se dedica.

Para la experta, estas personas están intentando armar el rompecabezas de su estatus social, del mismo modo que en algunas culturas asiáticas se hace énfasis en el linaje o la riqueza de los padres (en vez de la ocupación).

Pero aun si le preguntan por su cargo o la compañía en la que trabaja, mencionarlos muy pronto puede crear una percepción falsa sobre uno o una asociación muy profunda con un trabajo que incluso quiere dejar. "No caiga en la trampa de creer que esas etiquetas le definen como persona”, advierte Ho Shee Wai.

Dejar el trabajo a un lado
En un ambiente social crear una identidad multifacética es especialmente relevante. Susan Krauss Whitbourne, profesora de psicología en la Universidad de Massachusetts Amherst, en Estados Unidos, insiste en que aquellos que sólo se definen a sí mismos por su trabajo pueden caer en depresión si quedan desempleados, mientras que quienes no lo hacen pueden recuperarse más rápidamente.

Además, sugiere establecer con amigos y familiares temas de conversación no relacionados con el trabajo, ya que de esta forma se puede construir una suerte de barrera entre lo que representa la profesión y la personalidad propia. De hecho, las personas que se encuentran más felices con sus empleos son las que deben pasar más tiempo desconectadas del trabajo.

En ese sentido, estudios realizados por Krauss Whitbourne indican que los empleados que disfrutan estar en la oficina por el valor que le dan a lo que hacen o porque se divierten mucho ahí, se sienten más atados a su identidad profesional que aquellos que sencillamente están en esos cargos por el dinero o el estatus.

Cómo construir una identidad "social”
Francoise Daumard, un ejecutivo de una empresa de tecnología en San Francisco, Estados Unidos, sugiere crear una marca única que se centre en sus habilidades, más que en el nombre de la compañía para la cual trabaja.

Años atrás Daumard dejó de trabajar para Microsoft y pasó a Apple. Ahora se encuentra en una empresa de tecnología menos conocida. En toda esta transición él siempre se presentó socialmente como alguien que trabajaba en el sector de tecnología, sin mencionar ninguna de las empresas en las que estuvo o los cargos que ha desempeñado.

Esta evolución le permitió construir una identidad propia más consistente, en especial con allegados que no siempre estaban al tanto de sus cambios de empleo. Él prefiere referirse a sí mismo como "un hombre de ventas”, para enfatizar la experiencia profesional que ha acumulado. "Para mí, la empresa para la cual trabajo se convirtió en un asunto secundario”, comenta.

Otra recomendación es encontrar pasatiempos que despierten interés fuera de la oficina. Esto le ha funcionado a Krauss Whitbourne, quien pasa varias horas a la semana haciendo manualidades y bordando a mano. "Hay que comenzar a ver esas aficiones como algo importante, y no como cosas tontas que hace para matar el tiempo”, comenta.

Muchos empleados participan en actividades de esparcimiento fuera de la oficina, pero las abandonan tan pronto el trabajo comienza a acumularse. La clave es mantenerlas entre sus prioridades, de manera que se conviertan en temas relevantes al sostener una conversación en un ambiente netamente social.

Esto también se evidencia en los diversos círculos sociales que va formando a lo largo de su vida, porque la manera como se conectes con ellos -amigos, familiares, profesores, clientes, etcétera- impide que solo sea reconocido por su trabajo.

Este es un punto importante en personas con una carrera tan completa como Hadjibashi. Ella no puede tener con sus amigos muchos temas de conversación relacionados con su trabajo, porque serían demasiado técnicos para quien no pertenezca a su sector laboral.

Sin embargo, esos momentos le dan la oportunidad de ser más ella, más auténtica. "El solo hecho de pasar tiempo con ellos, ya me permite desconectarme del trabajo”, comenta.

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