lunes, 18 de abril de 2016

¿Inversión pública o inversión privada?



Actualmente, Bolivia atraviesa por dos interrogantes en cuanto a inversión: primero, ¿cómo analizar el impacto de la inversión pública en el país? Segundo, ¿cómo analizar el impacto de la inversión privada? Interrogantes que día a día van abriendo una brecha, ya que según el ministro de Economía y Finanzas, Luis Arce, para 2015 la inversión pública sobrepasó los $us 4.000 millones, pero para 2015 la inversión privada llegó a 2.500 millones de los 3.000 millones programados para ese año, es decir, 16% menos de lo comprometido.

Para este 2016, el Ministro manifestó que tiene prevista una inversión por encima de los $us 6.000 millones y exhorta a los empresarios a que la inversión privada sobrepase los $us 4.000 millones, para que tenga una incidencia similar a la inversión pública con respecto al PIB, poniendo su duda al respecto.

No obstante, analizar cuáles son los efectos o factores que ocasionaron una disminución en la inversión privada en el país es también menester del Estado, ya que tienen el ejercicio de promulgar leyes que promuevan la inversión privada y extranjera; y, al existir estos decretos, no se puede comprender por qué la empresa privada viene atravesando una crisis económica, financiera y jurídica.

Los rubros que mayor inversión realizó el pasado año son: construcción, agroindustria y servicios, algo que claramente responde al actual modelo Económico Social Comunitario Productivo, por lo que resulta coherente la afirmación del presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Daniel Sánchez, cuando destaca que la inversión pública no puede ser similar a la privada porque el Estado debe destinar recursos a la construcción de hospitales, escuelas, carreteras, que son ejecutados principalmente con los impuestos recaudados.

No se desestiman estos datos, al contrario, es una clara señal de que el Estado está invirtiendo en los bolivianos. Según datos del INE, los rubros que reflejan un incremento son: construcción (8.58%), administración pública (7%), servicios básicos (7%), con respecto al PIB de la gestión 2015.
Pese a la disminución en el precio de la actividad minera e hidrocarburífera, el país ha tenido un crecimiento sostenible en los últimos diez años por encima del 8% sobre el PIB.

Sin embargo, el sector privado también es un componente clave y complementario en el crecimiento del país, por lo que no se debería marginar el quehacer del empresariado, que en los últimos diez años tuvo un crecimiento del 5% sobre el PIB. Resulta necesario establecer mecanismos que viabilicen e incentiven una mayor inversión o atraer inversionistas al país, permitiendo un incremento en las inversiones privadas y, por ende, contribuyendo a un mayor crecimiento económico.

Esto además posibilitaría una generación de empleo, una diversificación de la producción, estabilidad en los precios y, por qué no ser más ambiciosos, invertir en otros rubros como: energía renovable, nuevas tecnologías en el sector agrícola, incrementar la producción con valor agregado, mejorar las condiciones de restricciones del sector financiero, diseñar mecanismos de prevención por el efecto del calentamiento global, por mencionar algunos.

Resulta evidente que el impacto de la inversión pública y privada en nuestro país otorga beneficios a todos los bolivianos, que dependemos de todas estas instituciones y empresas.

Ambas contribuyen al crecimiento económico sostenible de un país con altos niveles de competitividad, permitiendo tener mejores días venideros.

Analizar cuáles son los efectos o factores que ocasionaron una disminución en la inversión privada en el país es también menester del Estado, ya que tienen el ejercicio de promulgar leyes que promuevan la inversión privada y extranjera; y, al existir estos decretos, no se puede comprender por qué la empresa privada viene atravesando una crisis económica, financiera y jurídica.

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